Para reducir la cantidad de grasa subcutánea tienes que realizar ejercicio extensivo en el tiempo a una intensidad moderada. Hasta ahí ninguna novedad.
Al ingerir hidratos de carbono (HC) el cuerpo utiliza más glucógeno y se limita la oxidación de las grasas. Por eso, si hacés ejercicio inmediatamente después de consumir una ración de carbohidratos disminuiría la utilización de ácidos grasos (AG) y se quemarán menos cantidad de grasas o lipólisis.
Si tomás HC de absorción rápida durante el ejercicio, provocás niveles de glucógeno sanguíneo suficientes para superar las 2,5 horas normales de duración. De esta forma, se mejora en el rendimiento aeróbico durante el ejercicio continuo, pero no cumplimos con el objetivo de utilización de ácidos grasos del tejido subcutáneo.
Con una dieta alta en ácidos grasos se consigue más energía, ahorrándose por tanto HC, pero si se abusa de un alto porcentaje de grasa durante periodos largos de tiempo estaremos exigiendo de más a nuestro hígado.
Sabiendo que el consumo de HC previo al ejercicio inhibe la lipólisis y que la ingesta de grasas solo ahorra HC y utiliza las grasas consumidas, entonces la opción para mejorar la quema de grasas es hacer ejercicio después del ayuno nocturno, de corta duración, entre 30 y 45 minutos, y a una intensidad moderada (50-60%).
Conclusión, si querés rendimiento, debés meterle a tu cuerpo más "energía" en forma de hidratos de carbono, y además aumentar la intensidad de tu entrenamiento.